Historia de Menorca
Si bien se cree que los primeros pobladores de la isla de Menorca y del archipiélago balear procedieron de la península hacia el 4500 a.C., los hallazgos encontrados hasta ahora en la isla de Menorca, corresponden al inicio de la Edad de Bronce, al período Pretalayótico (2000-1200 a.c.). Este período se caracterizó porque sus pobladores inicialmente vivían en cuevas y progresivamente fueron estableciéndose y creando poblados.
En el período Talayótico (1200 a.c.) la caza, pesca, agricultura y recolección serán la base de la subsistencia de sus gentes, creando cada vez poblados más extensos. Dos elementos arquitectónicos caracterizaron esta época, el Talayot y la Taula.
Al final de la Edad de Bronce los fenicios se establecieron en el archipiélago balear, bautizando a Menorca como Nura o isla de los fuegos, debido a las grandes fogatas que observaban éstos cuando se aproximaban a la isla desde sus naves.
Los Cartagineses fundaron las ciudades de Sanisera, Maó y Ciutadella. Durante las guerras púnicas los Cartagineses reclutaron a los habitantes del archipiélago balear debido a su gran habilidad para la honda.
En el 1231 a.C. los Romanos colonizaron la isla bautizando de nuevo a ésta como Minorca. Esta época al igual que en el conjunto de las islas baleares fue una época de esplendor.
Menorca es invadida por los Vándalos en el 426, y tras la caída del Imperio Romano, siendo anexionada al Imperio Bizantino hasta el 533, pero su anexión fue más nominal que real, ya que tanto la isla como el conjunto del archipiélago mantuvieron cierta independencia hasta la ocupación Musulmana.
Los árabes ocuparon la isla por un período de 300 años. Esta nueva cultura introdujo mejoras y nuevos cultivos.
La unificación de los reinos de Cataluña y Aragón bajo Jaume I fue clave para la conquista de Menorca. El monarca catalán ejerció su notable influencia en la isla, y delegó la administración de esta en manos musulmanas.
Los siglos XIV-XV fueron caracterizados por los enfrentamientos entre la nobleza terrateniente y los campesinos.
Epidemias, pestes y escasez azotaron la isla en el siglo XVI, sin olvidar las incursiones turcas y de tan famosos piratas como Barbarroja.
En el siglo XVII la situación no ha variado mucho en la isla, y la escasez y epidemias seguirán diezmando la población.
A principios del siglo XVIII y gracias a la guerra de Sucesión española, tiene lugar la primera ocupación inglesa. La primera dominación inglesa finaliza en el 1756 y la isla vuelve a cambiar de dueños. Los Franceses ocuparon la isla hasta el 1763, fecha del tratado de París en el que Menorca vuelve a manos inglesas.
Este segundo período de ocupación fue menos próspero que el anterior y finalizó en el 1782, como consecuencia de la alianza franco-española. En el tratado de Amiens (1802) Inglaterra se comprometió a devolver la isla a los españoles.
Esta nueva etapa será de retroceso prohibiéndose incluso el uso del Menorquín (dialecto del catalán) en los documentos oficiales (1834).
La industrialización (s. XIX) trajo nuevos aires a la isla. Fue una época en la que Menorca rompió su aislamiento exterior y en el que la industria textil y del calzado reactivarán la economía isleña.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Menorca fue Republicana, y eso se hizo notar en la posterior victoria y represión franquista.
En la actualidad y gracias a la bisutería, la ganadería enfocada a la producción de carne y leche, y especialmente el turismo, hacen de Menorca y del conjunto de las islas Baleares una de las comunidades autónomas con mayor renda por per en conjunto del estado español.